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Foto del escritorLaura Leoz Dramaterapia

FATIGA PANDÉMICA

Al ver a estas vacas en el pasto, mascando hierba tranquilamente, tumbadas al sol, pensé "Eso mismo quiero hacer yo". Qué bien me vendría tumbarme al sol, sin pensar en nada, sin hacer nada, simplemente haciendo de ese trozo de tierra mi nido cálido.


Me di cuenta de que llevo bastante tiempo sintiéndome así. En invierno lo expresaba como una necesidad de hibernación; ahora, con la mejora del tiempo, siento una resonancia con las vacas en el pasto, pero la sensación interna de necesidad de desconexión, de apatía, desmotivación, agotamiento mental y emocional y de cansancio físico es igual.


Según la OMS, lo que llevo unos meses sintiendo es fatiga pandémica. Debido a la prolongación de la crisis sanitaria que ha causado una parada repentina seguida por cambios de hábitos que nos han sacado de nuestra zona de confort, han limitado nuestra libertad en el día a día y han reducido nuestro contacto con las personas de nuestro al rededor, millones de personas en el mundo están sufriendo este agotamiento mental, emocional y físico que muchas veces nos lleva a la ansiedad y la depresión.


Hablando con clientes, amig@s y familiares, sé que no soy la única que se ha sentido así. También sé que el hecho de salir del estado de alarma nos da un respiro, pero que la mayoría seguimos cautelos@s, ya que sabemos que la situación sanitaria sigue siendo inestable. Estas incertidumbres, el ver el futuro como algo desconocido al no saber cómo van a evolucionar las cosas, trae consigo muchos miedos e inseguridades.


Por lo que seguimos sintiendo cansancio, irritabilidad, dificultad a la hora de dormir e incluso una baja autoestima. Todo esto es causado por la fatiga pandémica. Es el resultado de la reacción del cuerpo y la mente a la limitación de libertades y cambio repentino de hábitos que superan nuestra habilidad de gestión mental y emocional porque estamos viviendo una situación extraordinaria, nueva y completamente fuera de lo conocido y familiar. No estamos en nuestra zona de confort, y cuanto más tiempo pasamos fuera de esa zona, más difícil se nos hace creer que podamos volver a esa seguridad que antes dábamos por hecho.


Todo ese estrés prolongado, lleno de emociones y pensamientos que no siempre sabemos identificar y gestionar, pero que pueden convertirse en bucles de pensamiento e incluso emociones sobrecogedoras, terminan siendo somatizadas en el cuerpo.


Por eso también hay un mayor porcentaje de gente con dolores musculares, con contracturas, con dolores de cabeza que incluso pueden llegar a ser migrañas y otras quejas parecidas que no han tenido antes o que se han vuelto más prominentes.


Nuestra reacción mental ante una situación desconocida y potencialmente peligrosa, es de buscar todos los peligros posibles y de interpretar la realidad peor de lo que es en realidad. Esta es una reacción que tiene sentido desde un punto de vista evolutivo, pero sólo para situaciones y peligros puntuales. En una pandemia que se prolonga en el tiempo, nos hace sufrir más de lo que nos ayuda.


Por lo que necesitamos cuidar nuestra mente y hacernos conscientes de los pensamientos y monólogos internos que rigen nuestro día a día. Es importante tener presente que no somos nuestros pensamientos, si no que somos la persona que piensa esos pensamientos. Viene bien buscar y prestar a tención también a los otros pensamientos que tenemos, porque los bucles de pensamiento cogen protagonismo y nos olvidamos de que somos mucho más que ese pensamiento.


Ya sabemos que lo que pensamos afecta a las emociones que sentimos, por lo que también conviene hacernos conscientes de todo lo que sentimos. Identificar las emociones que surgen de esos pensamientos en bucle nos puede ayudar a encontrar maneras de gestionarlas, pero al igual que con los pensamientos, conviene hacer conscientes todas las emociones que tenemos, no sólo las más prominentes, para ir encontrando un equilibrio.


Mucha de la carga mental (y consecuentemente emocional) puede venir de la sobrecarga de información. Por eso conviene limitar la toma de información, encuentra la manera de mantenerte informad@ pero también de desconectar de toda la información sobre la pandemia y todas sus consecuencias. También puedes tratar de encontrar ese mismo equilibrio que hemos buscado mental y emocionalmente, con la información. Busca información que te agrada, que te da esperanza, que te motiva.


Cuida tu cuerpo. Esto puede ser difícil cuando sentimos ansiedad, desmotivación, cansancio e incluso dolor físico. Pero al igual que el cuerpo somatiza lo que no podemos gestionar emocional y mentalmente, el bienestar físico ayuda y apoya el bienestar emocional y mental. Por lo que encontrar ejercicios que nos hagan sentir mejor, hacer un playlist de música para escuchar por lo menos una canción al día con el que bailamos, hacer estiramientos o un poco de yoga... Hay muchas maneras de dar pasos hacia el equilibrio cuerpo-mente.


Comunicarte con amig@s y familiares, gente que te puede apoyar, es muy importante, pero también el encontrar tiempo para ti, en silencio y conexión contigo mism@. Muchas veces la naturaleza nos puede ayudar con esto, por lo que salir a dar un paseo o a correr, simplemente encontrar tu manera de estar al aire libre, puede ser de gran ayuda. Al igual que encontrar maneras de integrar la naturaleza en tu día a día. Esto puede ser teniendo plantas o mascotas en casa, decorando tu espacio con cosas que hayas encontrado en la naturaleza o incluso con cuadros o fotografías de elementos naturales que te recuerden a tu conexión con el mundo natural.


Parece que necesitamos equilibrio en muchos ámbitos de nuestro ser y nuestra vida. Puede ser difícil saber cómo hacerlo y cómo mantener estos equilibrios. Dos de las herramientas más útiles para mi, han sido la rutina y la meditación. Encontrar la manera de mantener cierta predictibilidad me ha ayudado a lidiar mejor con los cambios y la meditación me ha ayudado a mantener esa consciencia de mis pensamientos y emociones, la separación de mi ser de mis pensamientos y emociones, el saber que yo soy y estoy aquí y ahora sintiendo y pensando todo eso sin ser sólo lo que siento y pienso.


Esta semana os invito a ser compasiv@s, si reconocéis algún síntoma de la fatiga pandémica tanto en vosotr@s como en la gente de vuestro alrededor, empatizar, entender y acompañar hacia ese equilibrio, tanto a vosotr@s mism@s como a l@s demás.


Si sientes que necesitas más apoyo o que quieres compartir este camino hacia el equilibrio con alguien, haz una cita para una sesión de terapia Sésamo online (sesameterapia@gmail.com) o ven al taller presencial de cada mes en Izarpe (siguiente el 18 de junio).


Un abrazo



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