DISCAPACIDAD

Este jueves es el día internacional de las personas con discapacidad, un día importante en el que podemos dar visibilidad a una parte importante de nuestra sociedad que mayormente ignoramos.

Mi camino para llegar a ser terapeuta ha estado marcado por gente con discapacidad. A los 17 años no sabía lo que quería hacer con mi vida, sólo sabía que quería trabajar con gente, y ese no saber me daba miedo. Se me presentó la oportunidad de ir como voluntaria a una comunidad Camphill, donde voluntari@s y gente con discapacidades varias viven y trabajan junt@s para crear un espacio al que pertenecer, ser útiles, compartir y ayudarse mutuamente.

Inicialmente iba a estar ahí seis meses. Estuve casi dos años en esa comunidad en la República de Irlanda y otros seis años en otra comunidad en Escocia. Estudié mi grado en pedagogía social impulsada por lo que aprendí de todas esas experiencias compartidas en Camphill.

Descubrí que el no poder hablar, ver, leer, comprender conceptos abstractos, amoldar el comportamiento a lo que la sociedad pide, y todas esas cosas "raras" por las que dejamos a un lado a las personas con discapacidad en nuestro día a día, no importan. No disminuyen la humanidad de la persona, si no que, muchas veces, la realzan y refuerzan.

No quiero decir que las personas con discapacidad sean santos ángeles ni nada por el estilo, esos estereoptipos ya han hecho suficiente daño. Quiero decir que son personas como tú o como yo, con nuestras tonterías, hábitos molestos, días de mal humor, sentimientos abrumadores, vulnerabilidades y miedos. Pero también con sueños, aspiraciones, valores y necesidad de respeto y reconocimiento. Son personas con valor humano intrínsico.

Algo que siempre me ha sorprendido es que mucha gente entiende el hecho de que en mi casa hayamos adoptado siempre a animales callejeros que no podían sobrevivir solos (en la foto tenéis dos de nuestros gatos actuales, el pequeño está sordo y el blanco ciego) compartiendo nuestras vidas con ellos. Pero muy poca gente entendía mi disposición a vivir con gente, personas humanas, en las mismas condiciones.

Pues al igual que nuestros gatos con discapacidades no merecen ser ignorados y abandonados, las personas con discapacidad en nuestra sociedad tampoco se merecen ser ignoradas ni abandonadas.

A lo largo de mi formación, siempre ha sido muy importante para mí el hecho de que con las terapias creativo-expresivas, como la terapia Sésamo por ejemplo, cultivamos habilidades terapéuticas que nos preparan para comunicarnos con la mayor variedad de personas posible, sin importar la edad, el sexo, el origen, las habilidades físicas, psíquicas y/o cognitivas. La esencia de las terapias creativo-expresivas es encontrarnos persona a persona y seguir en nuestro camino de vida con apoyo y acompañamiento.

Si crees que un proceso así puede ayudarte a tí o a alguien que conozcas, comparte este blog y/o contacta conmigo en www.terapiasesamo.com.

Un abrazo

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