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  • Foto del escritorLaura Leoz Dramaterapia

MICROAGRESIONES... ¿IMPORTAN?

Este miércoles, 25 de noviembre, es el día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres. Desde el movimiento #metoo este día, y otros parecidos, han ido ganando en popularidad e intentando normalizar el hablar y denunciar violencia contra las mujeres.


Lo difícil es que las agresiones más sutiles e institucionalizadas que la violación, por ejemplo, son las que están más normalizadas, las que much@s no vemos como un peligro, pero en realidad son las microagresiones que, al ser aceptadas e ignoradas, abren el camino a las macroagresiones por las que nos escandalizamos y enfadamos.


Muchas veces nos sorprendemos por las acciones brutales que a veces ocurren y nos enfadamos, lo cual es una reacción completamente ajustada. Pero estas microagresiones pasan desapercibidas o son simplemente una molestia a la que las mujeres nos acostumbramos.


Esto es lo que puede llegar a ser peligroso. Pues la aceptación de las microagresiones llega a infiltrar nuestra perspectiva de la sociedad, nuestras reacciones y maneras de pensar. Yo descubrí esto hace unos años.


Un jueves como cualquier otro, fui a cenar con un@s amig@s y volví a casa andando desde la estación de tren, algo que hacía todos los jueves. En camino un hombre me agarró por detrás pero conseguí pegarle en el estómago con mi codo y me soltó. Pero empezó a seguirme pidiendo sexo.


Le dije que no más de una vez pero sólo me dejó en paz cuando me planté en mitad de la calle y me dí la vuelta con mi móvil subido al oído diciendo "policía".


Lo que más me sorprendió no fue el hecho de que esto ocurriese, si no mi reacción instantanea de preguntarme "¿Qué he hecho para hacerle actuar así?" "¿Qué ropa llevo?" "¿Me creeran l@s policías?" "Al fin y al cabo no me ha hecho nada, igual no debería decir nada."


Es decir, me responsabilicé de los actos del agresor, culpándome a mí misma y minimizando mi experiencia. Esto es el resultado de esa aceptación de los comentarios, los chistes, las dinámicas, los nombres, etc. que hasta entonces había considerado no importantes, ya que las agresiones mayores son contra las que hay que pelear y denunciar.


La cosa es que la aceptación con la que se tratan estas microagresiones es responsable de que mi agresor pensase que podía actuar así sin impunidad, pero también de que yo reaccionase con culpa y minimizando la importancia de mi experiencia.


Por esto tenemos que empezar a prestar atención a la actitud que tenemos ante momentos y situaciones diarias para asegurarnos de que nuestras reacciones estén alineadas con nuestras creencias conscientes y no las creencias inconscientes de la sociedad colectiva.


Si te interesa embarcar en un proceso de exploración de estas creencias y conscienciación de nuestras acciones y actitudes diarias, puede que la terapia Sésamo te ayude. Haz una consulta sin ningún compromiso y/o una cita contactando conmigo.


Un abrazo



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